domingo, 13 de noviembre de 2016

Diario de una Nancy de los 70











Querido diario:
¡Qué feliz soy aquí!
Nada más levantarse la Eva se ha puesto a jugar conmigo. Ella también es muy feliz. Pero lo mejor ha sido lo que vino después: He tenido mi primera salida a la calle, y ha sido al mejor lugar del mundo. No, si yo te lo decía, tiempo tendré de salir, y qué razón tenía.
Pues no te lo vas a creer: Fuimos a la tienda de telas, pero no a cualquiera, a la mejor y más famosa del barrio, a Retales La Aurora. Esto sí que ha sido entrar por la puerta grande, vamos, llegar y besar el santo.
Nos fuimos tempranito, todas juntas, la mamá metiendo prisa porque después empezaba a llegar gente y la dueña, que no se llama Aurora sino Juanita, no podría atendernos igual de bien. Comprenderás que una tienda de telas no es cualquier tienda, no se trata de llegar y decir: “dos de esto, tres de aquello y un cuarto de lo otro”. No, en Retales La Aurora eso no es así. En Retales La Aurora tú tienes que llegar, saludas a Juanita, le preguntas como está, te cuenta un poquito y te pregunta lo mismo ella a ti, tú le cuentas lo mismo también y, seguidamente, pasas a relatarle lo que te lleva por allí, que no es solo comprar un trozo de tela. No. Tú le cuentas que venís porque las niñas se van a hacer los vestidos para el verano, concretamente para estrenarlos en la feria del pueblo, como cada año, y que quieres ver telas, y a continuación, le empiezas a decir como es tu idea de como quieres que sean los vestidos, un ritual que la mamá de la Eva iba cumpliendo puntual y escrupulosamente. Y entretanto, la Juanita la escuchaba muy seria detrás del mostrador, con los ojos entornados, muy concentrada y muy quieta, como si en su mente estuviera viendo ya los vestidos hechos y terminados y todo, hasta que de pronto, fue como si le hubiera llegado la iluminación divina. Salió de golpe del trance y se puso a correr de un lado a otro de la tienda sacando rollos de tela que iba extendiendo sobre el mostrador, mientras decía: “esta estaría muy bien para la Carmencita, y estas, mira para la Eva, y para lo que quieres hacerle a la Maribel podrían ser estas otras”, pero uno detrás de otro, eh, no paraba.
La Juanita es una máquina, una experta, una erudita de los retales. 

El de la Maribel fue bastante rápido, porque tenía muy claro como quería su vestido, de una tela lisa, corte a la cintura y rizado, y un gran volante con flores bordadas, a juego con otro gran volante también con flores bordadas y elástico en la parte superior y que podría ponerse de dos formas, a modo de tirantes o bajárselo un poquito y que se le vieran los hombros. La verdad, yo creo que aquí va a haber tema, porque la Maribel solo lo quiere usar de esta última forma, pero la mamá dice que solo se lo va a dejar usar a modo de tirantes, nada de enseñar hombro que todavía es muy chica. Al final eligieron una tela color crema con una caída muy bonita, que la Juanita aconsejó rematar con cinta de raso verde claro, que le daría alegría y vivacidad al vestido. Y la Maribel tan contenta y la mamá también.
Mas complicadas fueron la Eva y la Carmencita, porque a la mamá le gusta conjuntarlas y por las ínfulas faranduleras de la Eva, que cuando la mamá le preguntó qué tela de las que había sacado Juanita le gustaba más ella dijo que ninguna, que quería de aquellas otras, y señaló la sección de trajes de fiesta, concretamente quería una de lentejuelas moradas que dijo que le había visto en la tele a la Raffaella Carrá, y que quería que le hicieran un traje igual. Parece que la Eva es fan de Raffaella Carrá y quiere imitarla en el vestir. A mí me encantó la idea, la verdad, pero la Juanita miró con cara de espanto y la mamá, muy paciente y por no dar la nota, le explicó que esos monos ajustadísimos de cuerpo entero y telas purpurinas que usa la Carrá están bien para la tele, pero no para pasear por la feria del pueblo a las siete de la tarde en el mes de julio con toda la familia y que además, no le iba a conjuntar con la rebeca de hilo color beige tan bonita que ella le está tejiendo y que va a estrenar también ese día.
Y entonces la Eva dijo que bueno, que no, pero que si podía ser la tela de brillos plateados que había al lado de la otra, y en vez de un mono de cuerpo entero se hacía un vestido largo hasta los pies y en vez de la rebeca una tira de plumas rosa, que había allí al lado, a modo de chal. Yo pensé “bien, porque así me pongo el conjunto Liceo de la Nancy de la Elena y vamos las dos conjuntadas a la feria”. Pero no.  
La Maribel soltó un “esta niña parece tonta”, y la Carmencita empezó a hacer pucheros y dijo que ella no quería un vestido así, porque ya se veía como su hermana, vestida de la estrella del árbol de Navidad, y ella ya había visto una tela de conejitos y fresitas que le había gustado mucho, y esa era la que quería para su vestido, y la Eva dijo que conejitos y fresitas ¡puaj! que eso era de niña chica y que ella quería un vestido de artista, que además en la feria del pueblo tampoco iba a desentonar tanto, que al final siempre acababan bailando en la verbena y eso quería ella, un vestido de baile de los de verdad, y la Carmencita decía no, por favor, no, y se le empezaban a saltar las lágrimas, la mamá decía que no le iba a comprar esa tela, que no era para un vestido de niña, la Eva protestaba que para qué le preguntaba si al final no le iba a comprar la que ella quería, que nunca le hacían caso en nada, y la Maribel echaba más leña al fuego y decía que sí, por favor, que se lo comprara, que se iba a reír mucho con sus amigas del pueblo cuando la vieran llegar así…
Al final la mamá las mandó a jugar a la calle y compró telas de las que le había sacado Juanita, una de florecitas rosadas para la Eva y otra igual pero en su versión azul para la Carmencita. Muy bonitas las dos pero que no evitaron la profunda decepción de la Eva que, una vez más, parece, tendrá que posponer su aparición estelar en el pueblo toda envuelta en lentejuelas y plumas y con zapatos plataformón, un sueño que por el momento, no tiene visos de hacerse realidad.
No tiene remedio la Eva, pero yo la entiendo, yo también sueño con brillar sobre un escenario y bailar rodeada de guapos bailarines que me alcen en sus brazos y me lleven en volandas por todo el escenario mientras el público aclama. Algún día será.
Y lo de llegar tempranito, pues no iba desencaminada la mamá, porque justo cuando se había decidido y la Juanita estaba ya cortando las telas llegó la Elena con su hermanita y con su mamá, que también iban a comprar para sus vestidos de verano, y se pusieron muy contentas de encontrarse. La Maribel, con las mamás y la Juanita se pusieron a hablar de un tal Poldark, que es guapo, guapísimo, y que al principio yo pensé que era un vecino del barrio pero no, resulta que sale en la tele y que su mujer se llama Demelza y es muy buena pero él no la quiere mucho, quiere a otra que no debe ser tan buena porque no veas como la criticaban, la pusieron de vuelta y media, y así estuvieron media hora, que si Poldark para allá que si Poldark para acá, momento que la Carmencita aprovechó para ponerse a jugar con la Mariluz, la hermana de la Elena, que tiene su misma edad y también son amigas, y mientras, la Eva le enseñaba a la Elena las telas que a ella le hubieran gustado para su vestido y que a la Elena le encantaron tanto como a la Eva, y le dijo que cuando terminara de charlar, se las iba a pedir a su mamá, a ver si ella tenía más suerte y se las compraba.
No sé qué habrá pasado, porque después nosotras nos fuimos y ellas se quedaron allí, cumpliendo una vez más con el ritual que nosotras ya habíamos terminado, pero mañana lo sabremos, porque las mamás se pusieron de acuerdo para ir juntas a la modista.
Así que ya te contaré si, finalmente, la Elena consiguió lo que la Eva no pudo.
Qué intensa vida social la mía.

6 comentarios:

  1. Qué vestido tan bonito, de verano. Me encanta la vida de esta Nancy, tan intensa.

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    1. vestiditos y muñecas26 de marzo de 2017, 7:28

      Gracias por el comentario. Me alegro de que te gusten el vestido y la historia.

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  2. Esta escena yo he vivido montones de veces. Las madres tienen un gusto clásico, petardo, en fin. Todo este relato me trae recuerdos.

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    1. vestiditos y muñecas26 de marzo de 2017, 7:31

      Creo que esto pasa todos los días en todo el mundo entre madres e hijas, es un clásico!

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  3. Hola, me he hecho seguidora de tu blog. Me encantan los vestidos que haces para las muñecas y las fotografías, tan luminosas. El diario de Nancy es sin duda lo que más me gusta, Nancy es mi muñeca preferida, la compañera de mi infancia, y tengo varias. Y también me encanta hacerles ropa, es una actividad que me relaja muchísimo.
    Saludos.

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    1. Muchísimas gracias, Ilona, me alegro mucho que te guste el blog y el diario de Nancy. Desde mediados de enero estuve de vacaciones, alejada de internet, pero ya estoy retomando todo y muy pronto publicaré nuevas fotografías y las nuevas aventuras de Nancy, que espero que te sigan gustando tanto como las ya publicadas. Un abrazo.

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