Querido diario:
¡Qué
feliz soy aquí!
Nada
más levantarse la Eva se ha puesto a jugar conmigo. Ella también es muy feliz.
Pero lo mejor ha sido lo que vino después: He tenido mi primera salida a la
calle, y ha sido al mejor lugar del mundo. No, si yo te lo decía, tiempo tendré
de salir, y qué razón tenía.
Pues
no te lo vas a creer: Fuimos a la tienda de telas, pero no a cualquiera, a la
mejor y más famosa del barrio, a Retales La Aurora. Esto sí que ha sido entrar
por la puerta grande, vamos, llegar y besar el santo.
Nos
fuimos tempranito, todas juntas, la mamá metiendo prisa porque después empezaba
a llegar gente y la dueña, que no se llama Aurora sino Juanita, no podría
atendernos igual de bien. Comprenderás que una tienda de telas no es cualquier
tienda, no se trata de llegar y decir: “dos de esto, tres de aquello y un
cuarto de lo otro”. No, en Retales La Aurora eso no es así. En Retales La
Aurora tú tienes que llegar, saludas a Juanita, le preguntas como está, te
cuenta un poquito y te pregunta lo mismo ella a ti, tú le cuentas lo mismo
también y, seguidamente, pasas a relatarle lo que te lleva por allí, que no es
solo comprar un trozo de tela. No. Tú le cuentas que venís porque las niñas se
van a hacer los vestidos para el verano, concretamente para estrenarlos en la
feria del pueblo, como cada año, y que quieres ver telas, y a continuación, le
empiezas a decir como es tu idea de como quieres que sean los vestidos, un
ritual que la mamá de la Eva iba cumpliendo puntual y escrupulosamente. Y entretanto,
la Juanita la escuchaba muy seria detrás del mostrador, con los ojos
entornados, muy concentrada y muy quieta, como si en su mente estuviera viendo
ya los vestidos hechos y terminados y todo, hasta que de pronto, fue como si le
hubiera llegado la iluminación divina. Salió de golpe del trance y se puso a
correr de un lado a otro de la tienda sacando rollos de tela que iba
extendiendo sobre el mostrador, mientras decía: “esta estaría muy bien para la
Carmencita, y estas, mira para la Eva, y para lo que quieres hacerle a la
Maribel podrían ser estas otras”, pero uno detrás de otro, eh, no paraba.
La
Juanita es una máquina, una experta, una erudita de los retales.